sábado, 1 de septiembre de 2012

El hospital maldito. El Manuel Lois



En pleno corazón de la capital onubense se alza majestuoso uno de esos edificios encantados y a la vez malditos que aún perviven en la realidad y en el recuerdo. Se trata del antiguo Hospital Manuel Lois.
En sus lúgubres y deshabitados pasillos han venido ocurriendo durante años una serie de fenómenos que desafían la lógica. El edificio en cuestión, de casi once mil metros cuadrados, fue una residencia hospitalaria que se construyó en los años cincuenta. Su funcionalidad comenzó a ser cuestionada en décadas posteriores, y pasó a ser almacén de material del SAS (Servicio Andaluz de Salud), perviviendo tan sólo una parte dedicada a atenciones de urgencias, la cual está separada del resto del complejo. En esas fechas fueron atendidos en este edificio anexo cientos de pacientes, cuyas historias, esperanzas y sufrimientos impregnaron cada centímetro cuadrado de sus instalaciones. En los noventa, el recinto sanitario fue desalojado y quedó fuera de servicio definitivamente.

En la actualidad el edificio lleva más de quince años abandonado, y es en sus últimas plantas donde numerosos testigos aseguran haber presenciado toda una serie de fenómenos extraños, entre los que destaca la aterradora aparición de una enfermera o monja fantasma que pasea por sus oscuros y destartalados pasillos.

Al ser desalojado, en el interior del hospital quedaron númerosos enseres y materiales. Una noche, sin saber cómo, unos cuentos colchones que todavía permanecían allí comenzaron a arder de forma inexplicable en la cuarta planta del edificio. El fuego alcanzó unas dimensiones considerables, por lo que los servicios de extinción de incendios de Huelva tuvieron que acudir para sofocar las llamas, tarea que resultó muy dura. Uno de los bomberos participantes en las tareas de extinción, J.L.G., nos explicaba: «entre el humo pude distinguir claramente la silueta de una persona; fui hacia dónde se encontraba, sin embargo se alejaba de mí. Vestía ropa de asistencia sanitaria pero de otra época. Reconozco que en ese momento sufrí auténtico pánico». En esa misma planta ya se han producido en los últimos años seis incendios sin motivo aparente.

La “dama blanca”

Son varios los testigos que afirman haber visto en esta última planta a una «dama blanca» que llora por las noches y cuyos quejidos crispan los nervios de los empleados de urgencias. Algunos de ellos han tenido que solicitar la baja por depresión, ataques de nervios e histeria. Hace años la zona de urgencias comunicada con el resto del edificio mediante un pasillo que tuvo que ser tapiado, precisamente debido a la visión en los pisos superiores de esa extraña presencia que asustaba a los empleados. Aún hoy escuchan ruidos de camillas y sillas de ruedas en movimiento, como si estuvieran en funcionamiento, además de lamentos, gritos y sonidos propios de instrumental médico. Y esto sucede en un lugar que registró ya hace años la salida de su último paciente. En el interior del hospital, los trabajadores se dejaron instrumental y mobiliario. En este sentido, son muchas las voces que afirman, esta vez en forma de rumor, que una de las circunstancias que aceleró el proceso de deshabilitación del edificio fueron precisamente los extraños sucesos que relatamos.

Los acontecimientos paranormales se suceden, y encontramos que también hay zonas donde los animales son propensos a sentirse amenazados o rehuyen entrar en las plantas señaladas. Tenemos, por ejemplo, la historia de «Danko», un perro que se sintió acechado por «algo» invisible, o la entrada de otros animales guardianes en este edificio que concluyeron con un acobardamiento del animal ante una presencia invisible, que primero provocó su agresividad, para luego inducirle a huir tembloroso.

Otro vigilante de seguridad pudo ser participe, junto a su perro, de la aparición de la dama de blanco y sentir sus lamentos: «me encontraba en medio de la oscuridad más absoluta, sólo portaba una pequeña linterna. Fue entonces cuando el perro comenzó a tirar de mí y, al cruzar una esquina, me topé ante una presencia fantasmal femenina que venía hacia donde me encontraba».

Nuestro protagonista sufrió de un ataque de nervios que, con el tiempo, provocó en él la caída del cabello.

Vecinos del coloso onubense también se atrevieron a entrar en su interior con el fin de sustraer algunos de los objetos abandonados en su desalojo. Así, una pareja tomó una lámpara de quirófano que instaló en su casa, llevándose la desagradable sorpresa de que ésta parecía tener vida propia y se accionaba o apagaba a voluntad, atemorizando a sus nuevos «propietarios». La lámpara no volvió a funcionar bien, hasta que finalmente la dejaron en el lugar de donde fue sustraída: la cuarta planta del Hospital.

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