lunes, 29 de diciembre de 2014

La Lobotomía cerebral






Imagen de una lobotomía realizada en 1960

En 1928 el Dr. John Fulton hizo una lobotomía en dos chimpancés quienes no sobrevivieron a la intervención. Las primeras tentativas de esta práctica en seres humanos ocurrieron a partir de 1935, cuando el neurólogo Egas Moniz se unió con el cirujano Almeidas Lima en la Universidad de Lisboa para realizar una serie de leucotomías prefrontales, un procedimiento que separaba la conexión entre la corteza prefrontal y el resto del cerebro.

Moniz afirmo tener buenos resultados, especialmente en el tratamiento de la depresión, aunque aproximadamente el 6% de los pacientes no sobrevivieron a la operación y con frecuencia se registraban cambios adversos en la personalidad y en el funcionamiento social de los individuos. Moniz recibió un Premio Nobel en 1949. Sin embargo, toda su fundamentación se había basado en un único caso clínico ni siquiera humano

A pesar de los riesgos el procedimiento se tornó muy popular en los Estados Unidos, como tratamiento para las condiciones mentales previamente incurables. Las evaluaciones de las primeras lobotomías tras los informes de Moniz las hicieron los mismos médicos que realizaban las operaciones, lo cual dio como resultado una evaluación demasiado positiva y optimista.

Los criterios iniciales para el tratamiento eran estrictos, solo condiciones psiquiátricas severas fueron propuestas para el tratamiento; La leucotomía original era una operación cruda y la práctica pronto fue desarrollada en un procedimiento más exacto, más preciso donde "solamente" se produjeron en el cerebro lesiones "muy pequeñas" y consistía en la inyección de alcohol en el cerebro para producir muerte neuronal de los sitios tratados.

El procedimiento fue popularizado en los Estados Unidos por Walter Freeman, quien ni siquiera era cirujano y que también inventó "el procedimiento de la lobotomía del "picahielo" decidió agilizarla y hacerla de manera ambulatoria. Freeman utilizó literalmente un picahielo y un mazo de caucho en vez del procedimiento quirúrgico estándar. Freeman martilleaba el picahielo en el cráneo apenas sobre el conducto lacrimal y lo movía hasta cortar las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro.
Freeman martilleaba el picahielo en el cráneo apenas sobre el conducto lacrimal y lo movía hasta cortar las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro.

Entre 1936 y la década de 1950, realizó lobotomías a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Tal era la dedicación de Freeman que comenzó a viajar alrededor de la nación en su propia furgoneta personal, que él llamó su "lobotomobile", demostrando el procedimiento en muchos centros médicos e incluso realizando lobotomías en cuartos de hotel. La tarea de Freeman condujo a popularizar la lobotomía como curación general para todas las enfermedades psiquiátricas conocidas.

Dr. Walter Freeman, a la izquierda, y el Dr. James W. Watts estudian una radiografía antes de una lobotomía

Según se relata en un artículo publicado en el primer volumen de la revista chilena de neuro-psiquiatría, a mitad del siglo XX en el entonces llamado Manicomio Nacional, se realizaron 31 lobectomías prefrontales a enfermos psicóticos, de los cuales 29 tenían esquizofrenia. Debido al anterior fracaso terapéutico y a "presiones de sus familiares" decidieron operarlos. Luego de la cirugía los pacientes cayeron en un estado de estupor e indiferencia y volvieron gradualmente a la normalidad luego de 3-6 meses. Los resultados publicados fueron la disminución de la conducta antisocial (agresividad e impulsividad) y los síndromes angustiosos, respondiendo mejor aquellos con menores deterioro mental y desconexión del ambiente. El artículo concluye: «Los éxitos obtenidos por la mayoría de los neuro-cirujanos y los nuestros autorizan para considerar la lobotomía como tratamiento habitual de las psicosis» en enfermos crónicos que no hayan respondido a otras terapias.

Aproximadamente, entre 45 000 y 50 000 pacientes fueron lobotomizados, con poco o sin cualquier estudio de seguimiento para considerar si el tratamiento era eficaz. Las lobotomías como forma de tratar la enfermedad mental eran una barbarie, que solo pudo ser frenada con el desarrollo de antipsicóticos y hoy en día se practican procedimientos lesivos de núcleos cerebrales localizados mediante técnicas menos invasivas. La era de la lobotomía ahora se observa generalmente como episodio bárbaro en la historia psiquiátrica. La última lobotomía legal se practicó en 1967.

La inmensa mayoría de los países del planeta prohibieron y dejaron de realizar esta práctica a partir de la década de los 60, llegando a reconocerse como uno de los errores médicos más graves y crueles que se han cometido en la historia de la psiquiatría. No obstante, este reconocimiento no sirvió para que en 1949, en pleno furor de la lobotomías, se le concediese el Premio Nobel de Medicina a su inventor, el Dr. Egas Moriz. Varias son, desde entonces, las plataformas de familiares de lobotomizados que reclaman que se le retire dicho galardón.

Tristemente, entre los cientos de miles de lobotomizados se encuentran personajes populares como Rosemary, hermana mayor de John Fitzgerald Kennedy, que fue intervenida con solo 23 años. La muchacha padecía un pequeño retraso mental de un grado muy moderado, pero era considerada un estorbo para los planes de ambición política de la familia Kennedy, lo que llevó a incapacitarla de por vida a través de una lobotomía. Rosemary quedó prácticamente postrada en estado semivegetal. Otro de los casos documentados es el de Josef Hassid, un joven prodigio del violín que, cuando estaba en la cúspide de su carrera y llamado a ser uno de los más grandes violinistas, sufrió un brote de esquizofrenia con 20 años y, tras ser ingresado varias veces en instituciones psiquiátricas fue lobotomizado y murió poco tiempo después. Rosemary Kennedy, Josef Hassid y Eva Perón (Evita)

Recientemente ha llamado la atención un informe, presentado por un grupo de investigadores y neurocirujanos de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina) y la Universidad de Yale (EEUU), en el que hablan de que, muy posiblemente, a Eva Duarte de Perón (Evita) se le realizase una lobotomía durante sus últimos días de vida en 1952. Según se puede leer en el informe que se publicó en el diario 'Clarín': "(…) a Evita se le habría realizado una lobotomía prefrontal para calmar el dolor que le causaba el cáncer que la llevó a la muerte, en julio de 1952 (…). El responsable de tal lobotomía fue el neurocirujano estadounidense James L. Poppen y en cuyo equipo se encontraba George Udvarhelyi, fallecido el pasado año y que, en el 2005, concedió una entrevista en la que aseguraba (…) haber participado en una lobotomía prefrontal practicada a Evita para aliviar los intensos dolores, la ansiedad y la agitación (…)".

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