miércoles, 21 de enero de 2015

El Horno maldito








Esta historia ocurrió en un barrio de Santa Fé capital, más exactamente en una escuela. Estaba entrando al salón de clases cuando alguien mencionó:
¿Dónde esta Gustavo?
Luego sólo se escuchó silencio, cuando entramos al salón la profesora se dio cuenta de que Gustavo no estaba, y se sorprendió mucho ya que era el niño mas estudioso de la escuela, ni siquiera faltaba cuando estaba enfermo, era muy extraño no verlo. Yo escuché algunas historias de lo que le pasó, pero no creí en nada de esas estupideces. Así que fui a preguntarle a la portera sin esperar respuesta alguna, pero ella me dijo que a él lo había atrapado el demonio del horno, por supuesto no le creí, pero luego dijo:
-Debes creer esta historia, ya que si entras a la portería, no saldrás jamas.
La señora me lo dijo como llorando así que me asusté un poco. Luego de dos semanas sin que apareciera Gustavo, empecé a creerme esa historia, y entonces se me dio como idea ir a comprobarlo. Pero mis compañeros no estaban de acuerdo, mis amigos, que siempre habían querido tener una experiencia paranormal, estuvieron de acuerdo.
A la noche de ese mismo día, nos dirigimos directo hacia la portería, uno de mis amigos llevó una navaja bien afilada, por si algo se salía de control.
Cuando llegamos dentro de esta no había nada, solamente un horno, este era medio viejo, y no estaba conectado a nada, ni siquiera al gas, solamente estaba apoyado contra la pared, así que decidimos quedarnos hasta el día siguiente.
Exactamente a las 12:00 me desperté y un brillo color oro emanaba de dentro del horno, en menos de 2 segundos un brazo, parecido a un tentáculo comenzó a salir de la puerta del horno, traté de despertar a mis amigos, pero no pude y al darme cuenta ya habían salido 5 tentáculos, uno para cada uno de nosotros, yo estaba petrificado ante esa escena, y más aún cuando uno de ellos atrapó a uno de mis amigos y se lo llevó dentro.
En eso mis otros amigos se despertaron, y se encontraron con esa horrorosa escena que les heló la sangre, luego los tentáculo nos atraparon a nosotros, yo intenté gritar, pero uno de estos me tapó la boca, traté de soltarme, y gracias al sudor que tenía pude zafarme, y correr hasta salir afuera. Desde allí pude ver como a mis amigos se los tragaba el horno, desde ese momento no volví a ir a la escuela, hasta tenía miedo de dormir, lo que es seguro es que ese horno sigue estando en esa escuela y se han reportado mas casos de desapariciones de personas. Esta es mi historia, mi nombre es... Anónimo.

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